Ya estamos en verano. Con él llega una energía de luz para que tu conciencia la ponga en tu experiencia vital y así puedas ver lo que tienes, lo que te falta y todo lo que puedes alcanzar. La luz te hace salir, clarificarte y exponerte a lo que eres.
Es el tiempo de dejar cosas de aproximarte profundamente a un pensamiento, a la mirada y ver con qué te tienes que comprometer y qué nuevos campos debes abrir. Así que lo primero que necesitas este verano es aprender a gestionar los compromisos y manejar sus símbolos. Por ejemplo, en verano tenderás a quitarte ropa, y lo que te está diciendo la estación más calurosa del año es que te quites todas las cosas superfluas que no necesitas. Para entrar en los compromisos hay que quitarse todos los trajes de falsedad que no te han servido para nada.
El verano es el crisol de la conciencia. ¿Qué quieres de tu vida? Esta es la pregunta clave. En el momento que entras en la conciencia del verano tienes que tener claro qué es lo quieres, y por qué. El verano necesita una justificación clara, se pregunta por qué quieres lo que quieres, y por qué eres como eres. Si no encuentras las respuestas te sentirás perdido.
El principio del verano lleva a la luz tu pensamiento más destructivo para que lo cambies y lo resuelvas, no para hacerte daño, ni para criticar y que te obsesiones en tu debilidad. Te dice que el propósito de tu vida es tener una mente clara para que puedas comprometerte con los demás. ¿Cómo te vas a comprometer si estás perdido en tus propias debilidades? Comprométete conociéndote.
El verano es lo previo a las decisiones, lo que quiere decir que aquí se empiezan a almacenar las grandes ideas, para después tomar las decisiones. No te vale tener ideas si no te comprometemos con ellas. Cuando estás dispuesto a trabajar sobre una motivación construida, sana, transparente, conviertes el entorno más frívolo del año en la época de la felicidad, del amor… Cuando dudas del amor de los demás o de lo que él es, vuelves al invierno y a la zozobra; y cuanto más consciente seas de todo lo que eres, de todo lo que tienes, de todo lo que sientes, de todo lo que sabes, más posibilidades hay de que el mundo sea de verdad y se convierta en un paraíso.
No dejar de mirar todos los días el faro del amor y la felicidad que es creer en ti mismo, en tu sociedad, creer sobre todo que el amor es un ejercicio de respeto a uno mismo, es crear tu personalidad y estar motivado para hacer la vida y poder perdonar y poder dejar atrás todo lo que no sea eso. Olvídate de todo aquello que no sea tu camino, tu creencia, o tus ideales, y de todo aquello que no sea la motivación para hacer lo que amas.